¿Seguro quieres un refresquito?


Con la vida agitada que día a día llevas, seguramente no tienes el tiempo suficiente para comer bien, y en muchas ocasiones lo haces fuera de tu casa o en reuniones sociales, por lo que te resulta fácil consumir algunos alimentos ricos en grasas, de rápida preparación y bebidas carbonatadas o refrescos con gas. En este artículo sabrás que no es tan sano añadirlas a tu dieta.

¿Qué son las bebidas carbonatadas?
Se componen de agua, anhídrido carbónico, azúcares o edulcorantes artificiales, agentes aromáticos y otros aditivos como la cafeína, el ácido fosfórico o el glutamato monosódico.
Es importante recalcar que no te aportan ningún beneficio nutricional, puesto que no contienen vitaminas, minerales, ni proteínas; sólo sacarosa o azúcar blanca, misma que es responsable de los daños que estas bebidas ejercen sobre tu salud.

¿Nocivos para mi salud?
Tal vez no te das cuenta y piensas que consumirlas es inofensivo; sin embargo, a largo plazo, tienen consecuencias negativas como la obesidad, déficit de calcio y hierro, caries, etc.
Para que te des cuenta de lo anterior, un refresco multiplica por seis el peligro de que padezcas obesidad. Y como este no suele consumirse solo, al combinarlo con alimentos poco saludables, como hamburguesas, papas fritas, etc., potencializa el riesgo de que engordes y con ello, acarrearte otros problemas.
Otro ejemplo de ello es que al tomar una lata de cualquier refresco es como si bebieras un vaso con tres o cuatro sobres de azúcar disueltos en ella.
Pueden, incluso, producirte osteoporosis o empeorarla, inhiben las secreciones biliares y alteran la flora bacteriana; te provocan estreñimiento; contribuyen a que tengas alguna afección cardíaca, problemas de memoria y trastornos musculares.
Para que te quede claro…
En esta parte conocerás a detalle sus componentes y de qué manera actúan negativamente en tu organismo:
*Anhídrido carbónico: conocido como dióxido de carbono. Este gas aporta a las bebidas el efecto burbujeante. Estimula la secreción de jugos gástricos, pero también produce cierta distensión gástrica con lo que tu apetito disminuirá y dará lugar a que evites alimentos saludables que realmente necesitas. Este gas puede producir gastritis; y tiene un nivel ácido muy fuerte que afecta el esmalte de tus dientes.
*Azúcar: te roba vitaminas A y C, B1, B2 y B3, y al presentar un déficit de ellas, se originan distintos trastornos; por ejemplo: la falta de vitamina B1 puede producirte trastornos de la memoria, en el metabolismo de tu sistema nervioso y dificultad para procesar la glucosa; la carencia de vitamina B2 tiene como consecuencia trastornos de la respiración celular; un déficit de vitamina B3 afecta a la producción de energía, el buen estado de los tejidos y mucosas de tu sistema digestivo, a tu circulación y presión arterial, etc. Además con tanta azúcar, aparecen la caries; y, lo más importante, que consumas refrescos con gas azucarados, representa una causa de infarto, por encima de la ingesta de grasas.
*Edulcorantes: en muchas bebidas, tienen el papel de sustituir al azúcar por los riesgos que ésta tiene sobre tu cuerpo y que ya leíste anteriormente. Sin embargo, también tienen un alto contenido energético con lo que te pueden producir diversos trastornos intestinales. Y, como dato interesante, son una de las sustancias que hacen que te vuelvas adicto a este tipo de bebidas.
*Acidulantes: a ellos se debe el sabor ligeramente ácido que tienen los refrescos. Los más utilizados son el ácido cítrico y el ortofosfórico. Éstos, al igual que los azúcares, te roban minerales como el calcio, el hierro, el magnesio y el sodio, y tus huesos serán los más afectados.
*Glutamato monosódico: llamado también “la nicotina de los alimentos”. Su función es impedir el buen funcionamiento de los mecanismos inhibidores del apetito y hacer que tengas un hambre desesperada, lo que contribuye a tu problema de obesidad.
*Cafeína: se trata de una sustancia sumamente poderosa y adictiva. En realidad no tiene otra función más que lograr que te hagas adicto a los refrescos. Sus efectos negativos son: náuseas y vómitos, ansiedad, temblores, dificultad para dormir, confusión mental, trastornos gástricos, entre otros.
Por todo esto, eliminar la ingesta de estas bebidas de tu dieta y aumentar el consumo de agua, te evitará muchos problemas derivados del exceso de peso; además, facilitará una reducción de tus niveles de obesidad.

Ahora si...se que es dificil (al menos para mi), pero vamos a dejar de tomar tanto refresco.

Comentarios

Entradas populares